cuentos de los días sumergibles


Te veo

la maldita combustión lenta de nuestro living
donde veíamos las casas de los otros.
había una muchacha fumando en su ventana.
pensativa, no miraba hacia ninguna parte.
debe haber sido dejada, dijiste,
tal vez acaba de masturbarse
imaginando la nieve.
yo, recuerdo, deseaba ser el humo en su boca
subiendo desde el tercer piso
hacia un cielo magnético.
hicimos la cena: pastel de verduras
después una película.
los dos sentados en los extremos del sofá
seguímos contemplando en secreto las ventanas
compartiendo un cigarro que nos dividió
como las viñetas de un cómic.
por encima del aire húmedo
recuerdo un silencio de pasar las hojas.


(trad. de Et veig)

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Cuando Louis se volvió para mirar la calle desde la vidrera, su compañera lo tomó como el espacio necesario para pronunciar aquella pregunta que le rondaba:
-Entonces, ¿viste a Sonia?
La miró fugazmente y aspiró con profundidad su cigarrillo como un impulso.
-Sí -respondió.
Ella le observaba con una mirada expectante y fina, esa mirada que cercaba el trueno, la mirada silenciosa que preludia el desastre.
-¿Qué quieres saber?
-No hagas preguntas estúpidas -le repuso.
-Sí, estuve con ella. Mira, ya sé lo que me vas a decir.
-Os acostásteis.
Louis volvió a impulsarse, esta vez cerrando la mirada detrás del humo que exhalaba, inventando una figura.
-Sí.
-Eso ya lo sabía. Y qué más.
Su compañero sopló gravemente con un gesto que más que describir la densidad de todo aquello, relataba el temor que soportaba con la encrucijada.
-Sólo fue sexo y calidez, Eva, y algo de memoria, si te soy sincero.
-Eso es todo.
-Así es.
Ella se levantó. Los pulmones de Louis se encogían al tiempo que giraba la cabeza para contemplarla alzándose frente a él. Esperaba lo que, sabía, era inevitable. La escena inconfundible y rotunda. No obstante, aquella mujer de ojos oscuros se inclinó hacia él y rozando sus labios en la mejilla del chico le dijo suavemente:
-Ahora voy a irme. Mañana te diré qué ha sucedido.
Le besó y salió de la cafetería regiamente, Eva la pantera. Louis la siguió con la mirada hasta tropezarse poco después con la de una señora de rostro amargo que le miraba a él.
-Estábamos ensayando -le dijo retomando su café-. Teatro, señora, no hay nada tan real -y llevó la pequeña taza hasta su boca.

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Mulatu Astatke


No sé si algo me duele o sólo estoy aburrido de estar aquí.
soy completamente capaz de inventarme males:
desazón, melancolía, espondilolistesis, exilio, narcolepsia,
mi mente -como cualquier otra- tiene esa virtud
pero no estoy muy seguro de tener ninguna hinchazón existencial
hastío o cualquier otra inflexión;
sencillamente me siento en blanco.

Hace poco acabé de pintar la habitación que alquilé
unas semanas atrás
pero no he puesto empeño en eso como en nada más
dejo mi sangre en algunas cosas, desde luego,
pero no sucede a menudo
voy a trabajar, acudo a mis citas, participo en actos
más o menos reales,
intervengo de la rapidez de los sonidos imposibles
conozco a personas que no había visto nunca antes
y me invitan a fiestas concurridas de lujos y acertijos,
pero todo se me queda breve y exiguo.

He indagado en el cariz pálido de estos sabores
me he puesto pruebas, interrogantes,
universos imaginarios entre los dientes
como si fueran los algodones de un dentista macabro
pero todos mis resultados se hacen pobres a la primera comprobación,
es inútil:
estoy aburrido y no importa lo que haga.

Fue inevitable pensar un día en pequeñas excentricidades
como salir a beberme el estanque podrido de la Ciutadella
y escribir un funeral para sus patos
pero no llevé nada hasta el final
obviamente calculé los beneficios del suicidio
que en cualquier caso me resultaron escasos
y un día combatí con la idea de la fuga
que me llenó de desesperanza cuando averigüé
que sería posponer lo existente a un momento
menos propicio.
Después la desesperanza se me fue
y volví a quedarme en blanco.

Ahora ya no sé si estoy aburrido o sólo estoy fingiéndolo
para estar de alguna manera,
no me fío siquiera de las sombras de mi cuerpo
por si acaso estuviera siendo rondado por un Gólem
o un pingüino que hace trampas a las cartas.

Mi mayor temor es que mi alma se haya perdido
en la ciudad de algún mundo paralelo
declarándose en huelga de hambre,
pues tengo muy mala orientación.

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Hoy ha vuelto a venir, llevaba una camisa con los dos últimos botones abiertos y estaba muy guapo, quiero decir, le sienta bien vestir camisas, no sé por qué esa manía de ponerse harapos, de hacerse el vagabundo, parece un papel arrugado, un trozo de corcho, qué sé yo, el chico valiente que se lanzó al camión de la basura para salvar a una rata, no sé, es indignante, personas que podrían ser César o el director de la Filarmónica de Viena convertidos en sucios macacos, la verdad, eso es lo que hace esta cultura de mierda, que les pone objetivos absurdos en la cabeza a esos chicos, que si los canturreos a la política, la bohemia, el buen gusto por todo aquello que sea destructivo, y luego están las canciones brutas y los libros de viejos borrachos que no digo que estén mal pero que ya basta, que se piensan que sólo hay eso y en lugar de leerlos los sueñan, que no entienden nada, y sucede entonces lo de siempre, como tiene gancho levantan un mercado y venden millones de esos libros como si fueran folletos de instrucciones para volverse vulgares, porque todo se rompe, todo, y cuando se les agote la imagen a esos chicos se encontrarán con las cobayas que giran en las ruedas de una jaula enorme, que a mí, la verdad, no me importa, así se lo buscan, porque tú intentas comunicarte con alguno de esos sapos y sólo encuentras plástico, en serio, están como embuchados con un halo artificial de venganza y de misterio, tú te sientas a tomar una copa con uno de esos tipos y pasas una hora viendo una mala película, están ahí, sentados en la silla con una pierna cruzada sobre la otra y reclinados sobre el respaldo, sacando cigarillos que llevan temblando a sus bocas y hablándote de cine francés porque todo lo demás vale lo que una colilla, y entonces fingen ademanes de artistas seguros de su talento que probablemente llevan meses ensayando delante del espejo de su casa, o si no te hablan de crueldades a las que llevan años sometidos como si pretendieran así justificar su recién confesada brutalidad, pero no es eso lo peor de todo, no, lo peor es que en realidad piensan que te lo estás creyendo, como si tú fueras estúpida y estuvieras babeando por ellos, entonces dices por ahí no paso, imbécil, te sigo el juego unos minutos pero dame algo real ya o te dejo en pelotas aquí mismo, humillado, sólo para que lo aprendas, entonces los descubres con los ojos abiertos de pánico, desnudos y sin saber qué hacer, y podrías reírte mucho pero es decepcionante casi siempre y lo mejor es largarse, te lo aseguro, porque te da algo como de hermana mayor y te entra la lástima, a ver, que yo no creo que sea la persona con más conciencia del planeta, desde luego, pero es difcícil marcharse de ningún sitio con esa sensación en la memoria, entonces quedas con él otro día y otro y cuando te das cuenta lo tienes frito de amor como se fríen los niños de las guarderías con sus profesoras, y espera, porque esos idiotas después de todo son unos ingratos y te venden a la primera, es esa cultura de orgullo de clase baja elevada por la literatura, pero allá ellos, yo no me meteré en piscinas encharcadas y a este ya verás que pronto lo mando a paseo, que ahora me hace gracia, no te digo que no, sonriéndonos a través de la ventana todo parece sutil pero ¿no te parece a ti que éste también se hace el interesante?, se apoya en esa columna como uno de esos héroes solitarios de los westerns y fuma plácidamente pero lo mismo podría estar fingiendo su placer para que se me haga deseable, no sé, cuando se marchaba me dijo adiós, no lo escuché pero se lo leí en los labios, quizás ni lo dijera en voz alta sabiendo que iba a leérselo, o querría que me fijara en su boca, no sé, de todas maneras el chico sólo quiere echarme un polvo, así te lo digo, les pasa a todos, quieren follarte y luego quieren que les limpies los zapatos, como si fueras su madre, como aquello que dicen algunos de que todos los hombres en realidad sólo pretenden tirarse a su madre, aunque eso me parece una mierda de teórica freudiana, la verdad, tal vez el chico sólo quiera ser amable, volver al trabajo con una sonrisa devuelta, a mí me gusta, mañana le diré hola yo primero.

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La cola de la golondrina

Swallowtail
The Brian Jonestown Massacre


resula que el tiempo pasó
-como pasan los días que no tienen mucho sentido-
disfrutando únicamente de todo aquello que te llega
brindado por una inocencia descuidada.
las cosas no deberían tener precio
piensas,
y así paseas por las calles que te encuentras
acompañado y sin ser demasiado consciente
de lo que tienes
y también de lo que no
confiado a todos los placeres que las luces
hacen destacar.
tienes que ir a trabajar, preparar la comida,
soportar millones de exigencias que no son para ti,
pero eso no importa
intentas quedar en pie al final de la jornada
como un jenízaro altivo,
sólo así consigues tu espacio
en una ciudad hecha para la urgencia
y el deterioro.
estuve en bosques, ciudades medievales,
plazas con muchachos tomando cervezas
con tigres y danzas pequeñas.
hubieron músicas, mujeres bonitas, viajes en tren.
dormí, comí, bebí, me acosté con agradables desconocidas
no escribí absolutamente nada.
pasé calor y frío y me sentí cansado
y también conseguí saltar alturas extrañas.
pasé grandes momentos leyendo El Mago
y compartiendo un trago con los amigos.
estuvieron Inés y su colosal sonrisa,
Ana, Víctor, Mario, las dos Martas,
Tona sacando speed de su sombrero de copa,
la actriz sin nombre de los ojos verdes, Noe
y las flores azules tatuadas en su ingle
David, big Menotti, Elisenda
Neus y sus manos tiernas
Gonzalo derritiéndose tímidamente de gusto
Cristina o Aime volviendo de una playa
sin piedras
los niños de casa y sus juegos encantados
y el tiempo pasó sin sentido,
pero pasó amable.

[ ]

te marchas de un lugar en el que no te apetece seguir
un lugar donde la mayoría de las personas están pasando un buen momento
ellos ríen, agitan sus vasos de cerveza, conversan rápidamente
es una situación que no te importa, incluso está bien, es linda, pero tu estás funcionando a una velocidad que ellos ignoran
encubres ideas que no quisieras pronunciar en voz alta
palabras que no debería usar nadie
así que estás en un bar con todas esas personas aunque también estás en una geografía equivalente donde las distancias entre los cuerpos se han multiplicado
apuras tu vaso en una ciudad paralela sin nombre
un lugar en el que las voces que surgen a treinta centímetros de tus orejas te llegan encogidas, pobres, practicamente imperceptibles
observas a todo el mundo como un gnomo detrás del árbol
de tanto en tanto te encuentras con la mirada de alguien pero sólo hay una que ocupe todos tus cálculos imprecisos
la mirada de la persona a la que se ofrece toda esa ceremonia vibrante
la conmemoración de ese momento que es la despedida de la chica que se va lejos
y yo estoy sintiéndome triste porque ella se marcha de la ciudad y a mí no se me va el amor
que es una varicela perpetua
aunque haya pasado tanto tiempo y tantos países
así que te marchas de ese lugar donde se está celebrando el monumento funerario
de tu nostalgia
y le das el mejor de tus abrazos
hueles su pelo y no la miras al salir; ella te descubriría aunque tal vez ya lo hubiera hecho
sólo que nunca le ha dado importancia
tampoco te despides de nadie más
o si lo haces no te das cuenta de que lo estás haciendo
y tomas la calle como tu rescate
te encuentras con unas amigas y bebes algo con ellas
las acompañas a otro lugar y sigues bebiendo
ofreces alguna sonrisa delgada, desdeñas la rosa, fumas medio paquete de cigarrillos, aceptas un poco de coca y pronto termina el juego en ese lugar oscuro de flashes rápidos
entonces buscas encarecidamente un cierto reposo
todavía es de noche
bajas las escaleras de la estación de trenes sin mucha convicción
no eres un viajero sino un destino recién tropezado
intentas no mirarte en el reflejo de los cristales y subes al tren
cinco minutos antes de alcanzar tu parada te quedas dormido
cuando abres los ojos estás en otra provincia así que decides cambiar de dirección en la siguiente estación pero te equivocas de línea
el tren se detiene en una población que no conoces; has ganado aproximadamente dos horas de distancia del lugar al que ibas
vuelves a cambiar de tren en la siguiente estación pero como en la otra ocasión, el sueño te vence inexorablemente justo antes de alcanzar tu parada
ahora estás en otra comarca
aún esperarás media hora hasta que el tren se detiene, cambias de línea y esperas al siguiente que te lleve de vuelta
esta vez te subes a lo alto de un muro y te sientas con el sol de frente
es una hermosa mañana
entonces escribes a la chica un mensaje con tus deseos
ojalá mi amor te proteja
bien, has dejado claro que tu corazón es el guarda de una pastelería
un par de horas después consigues llegar a casa
son las doce y te tiras sobre la cama
no duermes mucho y por la tarde haces unos trabajos en la habitación
das un paseo, escuchas música
en la calle tropiezas con un crío que te hace sonreír
y de vuelta a tu casa llegas al día siguiente
son las siete de la mañana y viajas en tren hacia el lugar donde trabajas
entonces la chica te telefonea
está en el aeropuerto
sólo quiere saber si estás bien, quiere escucharte, quiere decirte adiós
y tú le sonríes:
buen viaje, un beso, hasta luego
no importa que el amor no se te marche, piensas
anhelas su paz como la tuya propia
quieres que la chica esté bien
esté donde esté
pues en eso consiste todo
entonces llegas al café
fumas un cigarrillo antes de entrar a la oficina
y miras a través de los cristales cómo todo
te devuelve la sonrisa

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miren, es algo de suicidio, melancolía, agua fría
imagínense que despiertan tranquilos y lo primero que hacen después de un zumo de naranja es ir a la ducha, pero usted no ha pagado las tres últimas facturas del gas, así que es enero, entra en la bañera muy rápido, con la piel de gallina abre el grifo y el agua es como el acero rígido
es inevitable contener la respiración
piense cuando agarra una flor de algodón en los dedos, sopla y su cuerpo espumoso sale despedido en mil pedazos
ahora es usted una pasa
ahora usted ha perdido el apetito
es algo que puede suceder, me explico:
usted estuvo enamorado y sabe que todos los amores son distintos por mucho que uno diga mientras dure que es uno y es auténtico, pero usted lo dice, siempre va a ser así
entonces usted estuvo enamorado
sin embargo, tal vez por una consonancia que siempre ha estado extrañando sigue repitiendo que aquel fue el momento más plausible en la tierra, sus días más serenos, sus mejores horas de caricias y caleidoscopios; una mujer un amor, una forma de entender el mundo
pero, desgraciadamente, usted viaja en una balsa por el Egeo
usted descubre que ese amor debe de estar más que incinerado porque ha sido reemplazado
piense que tiene el viento de frente, da un puntapié sobre la arena y toda la arena acaba estallándole en los ojos
usted es ridículo
usted es un estúpido, un pelotudo, una rana, un fesso
usted se queda mirando las fotografías de aquel amor con otro tipo que no es usted como si creyera estar mirando un cuadro inofensivo
y aún se queda leyendo las notas de amor de esos dos que nada tienen que ver con usted
por mucho que usted recuerde a la chica
se pregunta por qué le duele algo que corre desde la boca del estómago hasta su boca
se pregunta qué carajo es esa cuerda atada a la nuez y al final del esófago, como si su cuerpo fuera un arco
entonces, sólo entonces, averigua su respuesta

[ ]

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