cuentos de los días sumergibles


Mulatu Astatke


No sé si algo me duele o sólo estoy aburrido de estar aquí.
soy completamente capaz de inventarme males:
desazón, melancolía, espondilolistesis, exilio, narcolepsia,
mi mente -como cualquier otra- tiene esa virtud
pero no estoy muy seguro de tener ninguna hinchazón existencial
hastío o cualquier otra inflexión;
sencillamente me siento en blanco.

Hace poco acabé de pintar la habitación que alquilé
unas semanas atrás
pero no he puesto empeño en eso como en nada más
dejo mi sangre en algunas cosas, desde luego,
pero no sucede a menudo
voy a trabajar, acudo a mis citas, participo en actos
más o menos reales,
intervengo de la rapidez de los sonidos imposibles
conozco a personas que no había visto nunca antes
y me invitan a fiestas concurridas de lujos y acertijos,
pero todo se me queda breve y exiguo.

He indagado en el cariz pálido de estos sabores
me he puesto pruebas, interrogantes,
universos imaginarios entre los dientes
como si fueran los algodones de un dentista macabro
pero todos mis resultados se hacen pobres a la primera comprobación,
es inútil:
estoy aburrido y no importa lo que haga.

Fue inevitable pensar un día en pequeñas excentricidades
como salir a beberme el estanque podrido de la Ciutadella
y escribir un funeral para sus patos
pero no llevé nada hasta el final
obviamente calculé los beneficios del suicidio
que en cualquier caso me resultaron escasos
y un día combatí con la idea de la fuga
que me llenó de desesperanza cuando averigüé
que sería posponer lo existente a un momento
menos propicio.
Después la desesperanza se me fue
y volví a quedarme en blanco.

Ahora ya no sé si estoy aburrido o sólo estoy fingiéndolo
para estar de alguna manera,
no me fío siquiera de las sombras de mi cuerpo
por si acaso estuviera siendo rondado por un Gólem
o un pingüino que hace trampas a las cartas.

Mi mayor temor es que mi alma se haya perdido
en la ciudad de algún mundo paralelo
declarándose en huelga de hambre,
pues tengo muy mala orientación.

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