cuentos de los días sumergibles


miren, es algo de suicidio, melancolía, agua fría
imagínense que despiertan tranquilos y lo primero que hacen después de un zumo de naranja es ir a la ducha, pero usted no ha pagado las tres últimas facturas del gas, así que es enero, entra en la bañera muy rápido, con la piel de gallina abre el grifo y el agua es como el acero rígido
es inevitable contener la respiración
piense cuando agarra una flor de algodón en los dedos, sopla y su cuerpo espumoso sale despedido en mil pedazos
ahora es usted una pasa
ahora usted ha perdido el apetito
es algo que puede suceder, me explico:
usted estuvo enamorado y sabe que todos los amores son distintos por mucho que uno diga mientras dure que es uno y es auténtico, pero usted lo dice, siempre va a ser así
entonces usted estuvo enamorado
sin embargo, tal vez por una consonancia que siempre ha estado extrañando sigue repitiendo que aquel fue el momento más plausible en la tierra, sus días más serenos, sus mejores horas de caricias y caleidoscopios; una mujer un amor, una forma de entender el mundo
pero, desgraciadamente, usted viaja en una balsa por el Egeo
usted descubre que ese amor debe de estar más que incinerado porque ha sido reemplazado
piense que tiene el viento de frente, da un puntapié sobre la arena y toda la arena acaba estallándole en los ojos
usted es ridículo
usted es un estúpido, un pelotudo, una rana, un fesso
usted se queda mirando las fotografías de aquel amor con otro tipo que no es usted como si creyera estar mirando un cuadro inofensivo
y aún se queda leyendo las notas de amor de esos dos que nada tienen que ver con usted
por mucho que usted recuerde a la chica
se pregunta por qué le duele algo que corre desde la boca del estómago hasta su boca
se pregunta qué carajo es esa cuerda atada a la nuez y al final del esófago, como si su cuerpo fuera un arco
entonces, sólo entonces, averigua su respuesta

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