cuentos de los días sumergibles


Damasqueros

Le pido cuentas a mi cuerpo
pues él (mi cuerpo) casi nunca
responde a mis intereses.

Él (mi cuerpo, ya digo)
va por libre
hace lo que quiere

posee otra condición
que no es la mía,
al menos, no coinciden

a menudo, queremos
otras cosas, tenemos, quizás,
otras intenciones.

Ahora me rodea -por ejemplo-
con un dolor de vientre
que no entiendo, la verdad,

a mí me apetecería más
contorsionarme
como un simio.

Este no es mi cuerpo
estoy casi seguro.

Debió equivocarse
éste, de conciencia,

o tal vez, algo fallase
en el destino.



Onai Grosso

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