Gran Vía, 143
28 marzo 2007
Las probabilidades que pueden llevar a alguien a ejercer un oficio u otro son escasas si consideramos la pluripotencialidad de todo ser humano; si bien, fundamentos inherentes a nuestra naturaleza como el miedo, la fealdad, la abstracción o la entereza, sirven como inclinaciones para tomar un camino u otro, sin contar, no obstante, con la sabia y poderosa vibración de la Vida que marca la senda de cada individuo al margen de su autonomía. Estamos regidos por nuestros propios actos en una cadena forjada como reacción a un sistema universal de causas y consecuencias.
Somos libres, por supuesto, aunque regulados por un mecanismo de una eficacia descomunal que no emplea la justicia como magnitud, sino el equilibrio.
Es la Naturaleza misma, así que pórtense bien, amigos, pues todo tiene su premio y su pena.
[ ]
Somos libres, por supuesto, aunque regulados por un mecanismo de una eficacia descomunal que no emplea la justicia como magnitud, sino el equilibrio.
Es la Naturaleza misma, así que pórtense bien, amigos, pues todo tiene su premio y su pena.