cuentos de los días sumergibles


las bailarinas de Berlín son elegantes y son eléctricas
y llevan consigo las sábanas que cubrieron tu muerte
porque Johann Sebastian no eres tú, escuchas viejo?
no eres tú como tampoco lo son estas piedras
ni el arroyo que se nos ha llevado
esto es la libertad y aquí concluye tu pragmática:
la pluma cayendo a cámara lenta
el agua bañando los campos, la muerte de ciento cincuenta personas
ardiendo en un aeropuerto
en los tiempos que corren no existe la imagen a contraluz
y las bailarinas en Berlín, Madrid, Tokyo, Burkina Faso,
son leones y no tienen cuerpo
créeme, no es el sexo de dos extraños sucumbiendo a la alegría
ni la representación quebrada de Anna Karenina
en los lavabos de una estación
los gemidos de un violoncelo amarillo son empujados a través de la tierra
y en su música están creciendo los árboles
bailarinas con una señal tatuada y un nombre transparente

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