cuentos de los días sumergibles


Exposición al calor

los accesos de melancolía de Sara Woodruff no se tratan con paseos al borde de otro océano
uno que no conozcamos
que no nos pertenezca
la acción de sublimar me queda grande en estos momentos
debo admitirlo

uno tiene que desear el grito, justo en el centro de una calle con balcones muy altos para darse cuenta
y reunir opciones para lograr el cielo
-si es que se debe elegir alguna manera

he pensado en profesionalizarme como ladrón
en la horticultura
en huelgas de hambre
en alcoholismo y en el arte de la caligrafía
pero no estoy muy seguro de ello

viajo, siempre lo hago, y creo que una isla es el lugar idóneo para medir la presión a la que te has estado sometiendo

debo decirlo
ya tengo que hacerlo;
no estoy bien
esto no está bien y yo no estoy bien
que el corcho flote no puede ser mi única verdad
y necesito ayuda
(ves, pequeña sultana, puedo decirlo aunque no tenga idea de cómo)
no estoy bien
y puedo decirlo
y casi sonreír después

aunque bajo la serenidad de que todo lo que escribo
nunca sabré si es real

o no.

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