cuentos de los días sumergibles


Atomos y relativos



Vosotros no podéis verles, pero están ahí. Revolotean entre los escombros de la desesperación y danzan alegres sobre las cabezas decapitadas. Buscan fervientemente los recodos más luminosos del hombre para tapiarlos con fieras, desiertos y agonías, e incluso con la expresión más elevada de la lucidez si es necesario, con blancuras tan fantasmales que algunos prefieren el suicidio a seguir viéndolo todo con excesiva claridad.
Están siempre acechándonos y en mí cada vez se acercan más. Basta que recuerde algo gracioso y estalle a reír en la calle misma, para que ellos se presencien en forma de peligro o de vaga nostalgia. Desean romper siempre mi sosiego y esperan distorsionarlo todo con sus pasiones malditas. Se hacen servir de cualquier pretexto para transformarse en trampa, me atosigan con sus silogismos para dementes y aún guardan fuerzas para que yo mismo me culpe de alucinaciones y manías. Sus uñas son largas, su música oscura, sus ojos ridículos y su sentido del humor, brillante. Exigen que estemos orgullosos de su presencia y seamos devotos de sus confabulaciones siniestras y cautivadoras.
Estos seres, estos mecanismos o defectos de la mente, estas extrañas representaciones de la ira y de la belleza que son las amantes de los suicidas, estos sueños que nadie sabe de dónde provienen, lo llamen como lo llamen, solo desean nuestra dedicación plena a su astuto y atractivo plan de autodestrucción. Goza intensamente de algo y notarás como poco a poco se van acercando con su tacto frío y palpitante. Querrán llevarte de una tarde de sexo a una soledad más poblada. Cambiarán tu trago favorito por una sospecha inusitada. Sustituirán el placer de la música por alguna vacilación escarbándote repentinamente la carne. Harán que olvides cosas que antes adorabas. Contribuirán a tu incongruencia. Y de la misma manera te harán cruzar al margen inverso de todas las demás cosas. Te traerán de la desesperanza al brote de risa. Ocuparán tus miedos con sutiles evocaciones de ingenio. Colmarán tus añoranzas de detalles y cambiarán cargas sombrías por encantos y fascinaciones. Suplantarán tu inquietud por una creciente indiferencia y te arrastrarán a la pereza o a delirar cómicamente, según les apetezca.
Pero todo está bien. Es la vida. No hay juego más encantador.

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