cuentos de los días sumergibles


Los perdidos

Has gritado y tienes agujetas en la boca, los labios agrietados y aun calientes. Como en una tetera yo he bebido de tus labios sesgados, candentes después de haber llorado, mojados de la rabia que te ha salido a gotas, porque llorabas y era vapor en tu boca, la rabia dibujándote cenefas, la lengua arañándote las lágrimas, violenta. Entonces me has marcado la espalda, has mordido mi cara, me has abrazado entre las piernas, las rodillas clavadas, aspirándome en el precipicio de tu boca, donde las palabras se derriten y toman tu forma, donde el cuerpo vibra como una voz en la hoguera. Y como unos antiguos pobladores de las noches de fuegos y de magias hemos bailado alrededor de la hoguera, jugando a las brujas, y tú te has pasado la noche gritando y yo bebiéndome tu furia. Has frotado tus gritos con mi esperma y yo he sorbido las grietas de tus lenguas. Y nos hemos fugado con el humo a la deriva.

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