cuentos de los días sumergibles


El secreto pretérito

está tumbado sobre la cama
no tiembla ni da patadas
tose pero es joven
siempre le están esperando en alguna parte
por lo que la soledad no es un problema
en cualquier caso no elige nunca una cosa por otra
se puede alimentar con una manzana a la semana
otras veces prepara la mesa de los reyes
el vino no le falta
fuma mucho aunque no le teme a la escasez
drogas ocasionalmente
lujos silencio
tiene mujeres a las que recordar
y otras le conocen de tanto en tanto
nuevos amigos nuevas músicas
la buena conciencia de un buen libro
visita ciudades que nunca ha pisado
aprecia suficientemente su pasado
como para no jugar con él a los barcos
nunca ha puesto en contra la amabilidad
con el egoísmo
ni una pizca de sufrimiento
y todo lo compañero que la realidad le permite
con el dolor de los otros
no le importa el futuro porque sólo depende
del tiempo que está usando
de todas formas siempre se prevee un fuego
para el próximo instante
y se pasea tranquilo y preparado
y erguido
como un jenízaro
sin embargo no pisa la tierra
pues anda suspendido en algo que no es
el suelo ni el aire
sino algo mucho más frío
y ridículo
de lo que ya no se acuerda

[ ]

S de Shakespeare siete veces

y Ludwig Van para Elisa
bajo un fondo de Kurt Cobain gritando y de gente callada, o bien hablando con una voz pequeña y arrastrada, pero callada al fin y al cabo
en el café de la esquina, esa especie de taberna con ladrillos y sillas de madera y una luz baja
con la argentinita apoyada al final de la barra, los ojos negros y los jeans apretados y una risa que ella siempre hace reina, pero cuando ella ríe, si no está seria, nocturna, como enfadada, entonces su mueca es una reina arisca
sobre el mármol de una mesa redonda y pequeña
fuera del cielo que parece lleno de piedras y cenizas como si Roma hubiera sido devastada por los persas esta misma mañana
ahí
S y Ludwig hablan de Queneau y de Pierre Menard
apuran sus cigarrillos
miran el reloj
revuelven sus bolsas con el brazo dentro buscando algo que, de tanto remover, ya han olvidado
observan a una chica que ha entrado en el café y comentan algo, uno de ellos se muerde el labio
siguen la música golpeando el suelo con el talón
discuten
y entre todo lo que dicen, escucho:

aunque el retaco evidente es el huracán y la velada pública. En reaparecer piano utiliza el rédito de vencer a su multa a fullerías de aparentes amaneceres, ejerciendo un espanto de discordancia a la inversa. Es la poesía del retrato y de la irresponsabilidad en sus utensilios más extremos, el que acaba por minar el resoplo del sorprendido catastro, quien nunca había encontrado un antecesor a su mediterráneo.

entonces me descubren
reprochan mi curiosidad
me advierten que si lo escribo en alguna parte me darán un navajazo y lanzarán a los perros
me dicen algo sobre Hamlet y el Holocausto que no llego a entender y después se levantan, pagan sus cuentas y salen de allí

supongo que no me conocen

sólo espero que no den conmigo porque parecían hablar en serio, por ridículos que me parecieran con sus botas y sus extrañas bufandas

S de Shakespeare y Ludwig Van
Siete veces para Elisa:
sin acritud
estáis invitados a mi cena semanal con los fantasmas

Welcome to Wonderland

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El hombre se acercó a la chica y le dijo:
-Ven conmigo. Te trataré como a una reina.
Ella se volvió hacia él.
-Los reyes son adorados o decapitados según la época -le repuso-. Mejor déjalo. Aunque gracias por sugerirlo.
Y el hombre se marchó de allí.

[ ]

En Granada

Jaime y sus doscientos discursos febriles
plagando de inquietudes y entusiasmos
el lago de Lussai
Patri en el luminoso subterráneo
de una biblioteca persa
Fo y los abismos azules de su ternura
Laura cambia su corte de pelo, recoje hojas secas de pampa
en la avenida de Capuchinos
sortea sus peculiares obstáculos con la sonrisa
más limpia
la elocuencia de María y sus manos pequeñas
risas de Marrakech
la casa de sus gestos es una ópera
Rojo fumando junto a un cuento
el abrazo de un oso dulzón y respetado
Luis y su batín morado plantando cara
como las piedras de las playas de Cádiz
Emmanuela y el tatuaje sardo de sus piernas
calientes
Maite es la princesa de arrabales y cortijos
saliendo de un olivo
su risa es compañera de todas las horas
Perú está llena de colores
los ojos más grandes y sabios en la azotea
del palacio sirio
que ella misma ha dibujado
Nuri sonriendo secreta y traviesa
como si nada fuera con ella
tan suavemente
tras la barra del funky club
Mica tiene diez veces más luz que cuando vivía
en la casa de arriba
Audrey cayendo del huracán
lee a Sade cuando está triste
gentil y humilde
prepara té a la manera de Francia
Alva achinando sus ojos negros
de león sabio
y compañero
Luca componiendo actos de magia
en las escaleras de Granada
inventando operaciones de ternura y de aritmética
en los espacios de todos
Irene y la voz dulce
camina sobre el aire
cariñosa, arisca y descarada
Paloma tan bella como humilde
con su carpeta
y sus grandes aros
y todas las demás personas que fui encontrando
en los bares
y las salas de los teatros
y eran grandes
y todas aquellas que olvidé sus nombres
pero no sus rostros

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La mirada de los mil metros

Es la ocasión ideal para hablar de verdad
Es la ocasión semanal para hablar de verdad
Es la ocasión natural de evitar que nadie acabe muy mal
Y así saldré más ligero
Ya sin miedo
Y cogeré aire
Un poco de aire
Estaría muy bien
Hola ¿Qué tal?
Cuánto tiempo

STANDSTILL



hoy he tenido un día en primavera
estaba el Sol
las hojas secas
el suelo la música
un cielo que no conocía el drama
tal vez esa ignorancia retórica
esa necesidad que puede empujarle a uno
a taparse la cara -sólo un poco
ante alguien
es esa idea que aparece como un recuerdo
arruinar tu sentido más dulce
apartar la transparencia sólo por no interrumpirle
un impulso que decidimos abandonar
por cuidado
un caballo tropieza con otro
siempre sucede
a veces los campos abiertos devienen laberintos
y no podemos hacer nada
esperar un fuego
que sólo nosotros conocemos
acabamos olvidando nuestras propias preguntas
porque es la única herramienta que tenemos
así que abandona esos criterios que tienes
cabalgándote en silencio
la voz en off
un paisaje a rayas
déjalo
la vida sucede sin que la empujemos

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