cuentos de los días sumergibles


La mascota de Robert Walser

Tiene cuentos en sus manos
Retazos de telas rojas que estarían cubriendo las camas de las reinas
Historias que circularían por los salones de té
de la vieja China
Entonces el monstruo de las flores de plástico
Hace su aparición
Piernas cruzándose en el centro de la habitación
Operarios enmascarados sellando una ventana
desde la que observa pájaros, mújeres desnudándose,
Constantinopla tras el sol rojo
Entonces el nombre misterioso de la viuda de los héroes
Rimbaud tomando una copa en el juicio de los poetas
que le imitaron
Hay algo erótico en su manera de perder empleos
Descubre su gusto por la pornografía y el simbolismo
cuando el médico pulsa el cronómetro
Final del paseo

[ ]

XML