cuentos de los días sumergibles


Bucólica

Chema Madoz


Vengo del campo. Ya han florecido algunos almendros y el verde resplandece. Un tipo cagaba detrás de unos troncos y había un sauce a lo lejos. Me he metido en la maleza y he subido a una colina. Qué bonito es el tacto de las piedras, ya me lo conozco. Después de recoger un cristal del suelo, me he abierto el esternón y he sacado el corazón afuera. Lo he enterrado allí mismo. Veré si aún sigue pensando en proezas cuando vaya a recogerlo mañana. Dichoso corazón entrometido. Tragador de tierra.

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