cuentos de los días sumergibles


Tu risa es un fuego

Arthur Leipzig


Tu risa es un fuego.
Me preguntó por qué
trescientas calamidades
años de sueño
y cierto sentido de la física
no han sido suficientes para convencerme
de mi humanidad;
me quemo.

Cuando ríes
huelo a azufre bajo la tierra
me confraternizo con los pollos asados
las fuentes hierven detrás de ti
y yo, que los años no me enseñan más
que a pasar de largo la prudencia,
me quedo mirándote la risa
esa ceremonia
y siento estar mascando unas brasas
bien calientes.

Lo tengo decidido
aprecio mi temperatura
y me niego a reír contigo
consideraré tu boca un refrigerador
y profesaré un mal humor
de coyote.
Me aislaré con trajes de bombero
y bolsas para el hielo.

Pero tu risa es un fuego, ya dije,
más fuerte
y aunque intento impedirlo
mis pulmones se llenan de dióxido
y podrían subastarme
en una feria del carburante.

Quiero decir
si me acerco más a ti
necesitaré reanimación.


Roberto Gaos, un distinguido incandescente.

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